Economía

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07/05/2025 - 10:26 hs.

Del Agua al Lodo: Belen Gurruchaga, de empresaria hotelera a peona del kirchnerismo merlino.

La historia de la Cooperativa de Agua de Villa de Merlo se sigue escribiendo entre pérdidas: de agua en las calles y de credibilidad en sus dirigentes. El nuevo capítulo tiene como protagonista a Belén Gurruchaga, electa como presidenta de la cooperativa bajo el halo de “gestión empresarial”, con la promesa de eficiencia y transparencia. […]

La historia de la Cooperativa de Agua de Villa de Merlo se sigue escribiendo entre pérdidas: de agua en las calles y de credibilidad en sus dirigentes. El nuevo capítulo tiene como protagonista a Belén Gurruchaga, electa como presidenta de la cooperativa bajo el halo de “gestión empresarial”, con la promesa de eficiencia y transparencia. Pero rápidamente quedó claro que esa imagen solo era el cartel de bienvenida. Detrás, la realidad huele a cloaca política.

Gurruchaga, que alguna vez se presentó como independiente y técnica, hoy se transformó en una operadora de prensa del kirchnerismo local, vocera sin matices de un sector que sólo se caracteriza por generar burdas operetas políticas. Mientras la presidenta sigue sin poder explicar por qué la ciudad sufre cortes, caños rotos y barrios enteros sin agua.

Hace pocos días, en una reunión donde denunció una “maniobra política del oficialismo”, omitió —con la precisión de quien calla para manipular— que todos los dirigentes kirchneristas estaban sentados en primera fila. Entre ellos, el eterno candidato Mariano Stinga, la concejal Ana Laura Ferraroti, la flamante postulante Nadia Malovini, el referente de izquierda kirchnerista Daniel Orue y la activista feminista ultraidentitaria Pamela Makey. Todos, como si la cooperativa fuese ahora una Unidad Básica de campaña.

Y mientras la dirigencia juega al ajedrez partidario, los vecinos ven cómo el agua corre por las calles, no por las canillas. Las pérdidas aumentan, las soluciones no llegan, y la conducción actual se muestra más ocupada en blindar sus alianzas políticas que en resolver los problemas concretos del servicio esencial que tienen a cargo.

La Cooperativa de Agua debería ser un organismo técnico, eficiente y centrado en el bien común. Hoy parece más una usina de relatos ideológicos, donde se discute más sobre hegemonías de género y enemigos ideológicos que sobre válvulas, presión y mantenimiento.

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